Seguir una dieta de adelgazamiento puede causar ansiedad ante la idea de no poder comer aquello que se desea. Esto provoca que se incumplan las pautas marcadas y que la evolución en la pérdida de peso no sea la esperada.
La ansiedad conduce a tomar alimentos calóricos de forma compulsiva, fuera de horas y en exceso, una práctica que en el primer momento consigue un efecto tranquilizador pero que a mediano plazo conlleva abandonar el régimen y sufrir sentimientos de culpabilidad y baja autoestima
En muchas ocasiones esa ansiedad, originada por diferentes factores, esta incluso antes de iniciar la dieta y ha continuado hasta estropear el objetivo de adelgazar. Un bucle peligroso
Controlar la ansiedad antes, durante y después de la dieta conduce a cumplir el objetivo: Adelgazar de forma saludable y no volver a recuperar el peso perdido una vez finalizado el proceso
Para el especialista en Psicología Rubén Pérez, “la ansiedad es uno de los procesos más habituales a la hora de hacer dieta, es una sensación de no poder comer cuando en realidad se trata de comer de otra manera”
Además de tratamientos psicológicos que ayudan a identificar las causas de la ansiedad, como el estrés o las preocupaciones, existen algunas recomendaciones para vencerla de forma natural:
- Tomar líquidos: Beber jugos naturales sin azucar, infusiones y agua entre horas ayuda a sentirnos saciados y a eliminar toxinas. Si las infusiones son relajantes (de valeriana o manzanilla) contribuyen a controlar la ansiedad. También se recomienda tomar uno o dos vasos de agua antes de las comidas para llegar con menos hambre a la mesa
- No consumir alimentos excitantes: Café, té o chocolate en exceso aumentan los niveles de adrenalina y la ansiedad
- Tomar alimentos ricos en fibra: Nos hacen sentir saciados y por tanto con menos ansiedad Legumbres, pan integral, pasta integral, arroz integral aportan fibra
- Cinco comidas al día: Hacer dieta no es pasar hambre, sino comer regularmente los alimentos adecuados en su momento. Además, hay que intentar comer sin prisa, sentado en la mesa y masticando bien para hacer mejor la digestión.
- Distinguir entre hambre y ansiedad: Cuando llega el momento de ansiedad hay que parar y reflexionar sobre el impulso que nos lleva a comer algo que nos suele aportar muchas calorías y que nos hace tirar por la ventana el esfuerzo previo para perder peso
- Ejercicio: La actividad física es un aliado frente a la ansiedad, sobre todo si se realiza en la franja horaria en la que más tentaciones tengamos de comer, también produce sensación de bienestar al liberar endorfinas y contribuyen a quemar calorías.
- Aprender a respirar: La respiración es una pauta básica que ayuda a controlar la ansiedad. Practica técnicas de relajación o yoga
Los problemas a la hora de hacer la dieta, como esos momentos de ansiedad, forman parte del proceso normal, por lo que hay que responder con perseverancia y no castigarnos hasta el punto de poner en peligro la continuidad del régimen y su salud
“Cuando aparezcan dificultades durante la dieta es importante tener claro cuáles fueron las motivaciones iniciales para empezarla”, aconseja el psicólogo Rubén Pérez.